Al caer la tarde cruzo la frontera que me separa del cielo abierto. El tiuque que aguarda sobre la luminaria grazna un aviso y con su compañero se pierde en dirección opuesta al crepúsculo, quizás al pequeño bosque de encinos al otro lado de la línea férrea. No hay zorzales a esa hora, ni bandurrias, treiles o golondrinas; sólo los rapaces acechando a algún caracol rezagado.
Enciendo la antorcha de la esquina y dejo que mis ojos vaguen por los contornos del pequeño parque. En el brasero crepita una llama amable y desde los muros llega música de cañas que se mecen en vaivén bajo la brisa. Junto al libro que infructuosamente abro al filo de cada ocaso deposito una copa de cognac y mi tabaquera, o quizás un purito olvidado por un viajero de esos que abundan en mi país de lagos.
Si no llueve, me tumbo sobre dos grandes cojines y acompaño al sol con la mirada mientras se hunde en el horizonte. Mas si el viento está norteando y trae el aroma ácido de la tormenta, entonces recojo lo indispensable y me quedo quieta, de pie, mirando hacia el oeste mientras el trueno y el relámpago se superponen a mi espalda en la cordillera y las gotas se transforman en lluvia. Y la lluvia en aguacero, que cae imparable sobre la tierra.
Dans ma veste de soie rose
Je déambule morose
Le crépuscule est grandiose
Peut-être un beau jour voudras-tu
Retrouver avec moi
Les paradis perdus
Dandy un peu maudit, un peu vieilli,
Dans ce luxe qui s’effondre
Te souviens-tu quand je chantais
Dans les caves de Londres
Un peu noyé dans la fumée
Ce rock sophistiqué
Toutes les nuits tu restais là
Peut-être un beau jour voudras-tu
Retrouver avec moi
Les paradis perdus
Bandit un peu maudit, un peu vieilli,
Les musiciens sont ridés
Ce clavier que c’est joli
J’essaie de me rappeler
Encore une fois
Les accords de ce rock
Qui bétonnait comme les anglais
Peut-être un beau jour voudras-tu
Retrouver avec moi
Les paradis perdus
Gracias, Manuel.
Precioso, puro sentimiento, sensibilidad a flor de piel…
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