Qué extraño es sentir el sonido de la lluvia cuando no está lloviendo mirar por la ventana las calles secas y sentir el sonido incesante de la lluvia Ahora escucho el crujido de una silla mecedora Alguien teje alguien se para Alguien entra con unas tazas de té Alguien hace ruido con la vajilla Qué extraño es sentir el quejido de una silla mecedora cuando nadie se está meciendo el tintinear de la vajilla cuando nadie está poniendo la mesa la algarabía de los invitados cuando las sillas están vacías y el sonido de la lluvia cuando no está lloviendo.
Cosas que se escuchan
poeta chileno Óscar Hahn
Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto.
Patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.
La lluvia
poeta argentino Jorge Luis Borges
Si atraviesas las estaciones
conservando en tus manos hechas cántaro
la lluvia de la infancia que debíamos compartir,
nos reuniremos en el lugar
en donde los sueños corren jubilosos
como ovejas liberadas del corral
y en donde brillará sobre nosotros
la estrella que nos fuera prometida.
Pero ahora te envío esta carta de lluvia
que te lleva un jinete de lluvia
por caminos acostumbrados a la lluvia.
Ruega por mí, reloj,
en estas horas monótonas como ronroneos de gato.
He vuelto a la casa que conserva las cenizas
que hacen renacer a los fantasmas que odio.
Alguna vez salí al patio a decirles a los conejos
que el amor había muerto.
Aquí no debo recordar a nadie,
aquí debo olvidar la colina de los aromos
porque la mano que cortó aromos
ahora cava una fosa.
El pasto ha crecido demasiado como para arrancarlo.
En el techo de la casa vecina
se pudre una pelota de trapo
dejada allí por un niño muerto.
Entre las tablas del cerco me miran rostros
que creía olvidados,
y mi amigo espera en vano que en el río
centellee su buena estrella.
Tú, como en mis sueños, vienes atravesando las estaciones
con la lluvia de la infancia
en tus manos hechas cántaro
En el invierno nos reunirá el fuego
que encenderemos juntos.
Nuestros cuerpos harán las noches tibias
como el aliento de los bueyes,
y al despertar veré que el pan sobre la mesa
tiene un resplandor más grande que el de los planetas enemigos
cuando lo partan tus manos de adolescente.
Pero ahora te envío una carta de lluvia
que te lleva un jinete de lluvia
por caminos acostumbrados a la lluvia.
Carta de lluvia
Poeta chileno Jorge Teillier
“Hay muchas maneras de leer y muchos espacios
donde ejecutar la lectura, pero la mejor de todas ellas y de todos ellos
es la posición horizontal, la noche, el otoño, o el invierno,
a todo lo cual hay que agregar una copa de vino blanco, y la lluvia”.
Poeta chileno Miguel Arteche
Premio Nacional de Literatura (Chile), 1996
Llueve, llueve sobre Valdivia,
llueve sobre los bosques,
sobre los techos rojos,
mojando la madera
de la casa natal.
Llueve, llueve allá en Curiñanco,
la señora María
-mate con sopaipillas-
me cuenta su alegría
y sus penas de mar.
Llueve, llueve y yo aquí en Collico
esperando el día en que el sol
venga a mi puerta a conversar.
Llueve, llueve y en Angachilla
los niños van jugando con el barro
de nuestra población…
haciendo el pan.
Llueve, llueve Antilhue en la espera
del tren con los parientes
que en cada primavera
llegan con su aguardiente
desde la capital.
Llueve, llueve en calle Picarte
y los suplementeros
van corriendo ligero
mostrando al presidente
hablando allá en Coihaique.
Llueve, llueve y los alemanes
van a comprar pescado
los viernes en el mercado fluvial.
Llueve, llueve y el Calle-Calle
habla y habla en silencio,
llevándose a los muertos
hacia el mar…
a navegar.
Llueve, llueve y mi cigarrillo
solo se ha consumido
sin poderlo fumar…
Lluvias del sur
Banda chilena Schwenke & Nilo
(letra de Clemente Riedemann)
La primera lluvia del año moja las calles,
abre el aire,
humedece mi sangre.
¡Me siento tan a gusto y tan triste, Tarumba,
viendo caer el agua desde quién sabe,
sobre tantos y tanto!
Ayúdame a mirar sin llorar,
ayúdame a llover yo mismo sobre mi corazón
para que crezca como la planta del chayote,
como la yerbabuena.
¡Amo tanto la luz adolescente
de esta mañana
y su tierna humedad!
¡Ayúdame, Tarumba, a no morirme,
a que el viento no desate mis hojas
ni me arranque de esta tierra alegre!
La primera lluvia del año
poeta mexicano Jaime Sabines (Tarumba, 1956)
Todo el día escucho el ruido de las aguas sollozando
poeta estadounidense James Joyce
Los niños de la lluvia suben y bajan por el filón que inventa la luna en la colina Los niños de la lluvia son nietos de la abuela mestiza que se quedó a morir en las casas de alerce que orillean el lago. Los niños saben pisar en los pantanos como caballos ciegos. Pero al menor descuido se convierten en flechas O en enanos fantasmas. Los niños de la lluvia son más surrealistas que Breton, más viejos y más niños que Huidobro: me pregunto esta vez, ¿irían a ser mudo que Dios les dio esos ojos…? Los niños de la lluvia no son malos ni buenos perjuran y maldicen en su lengua los niños. Pero nadie les roba el candor de las primeras aguas de la madre. Así nacieron. Los niños de la lluvia.
Huevos Revueltos
poeta chilena Delia Domínguez
Sota la pluja desplego un mapamundi.
Sota la pluja
poeta catalán Joan Brossa
Qué grata sorpresa su visita, Alcaudoncillo. Lo que describe suena a otro planeta, otra dimensión. Por estos lados el verano campea y la lluvia casi no se hace ver. Disfrútela, que es caprichosa.
Las primeras lluvias del año lagunean sobre la tela asfáltica. La obra levantada por los inmigrantes queda embarrada. Y esta página casi olvidada, por poco visitada; vuelve a reverdecer en la pantalla metálica.
Señorita Primeralluvia,
Tan embriagado de músicas y de lluvias me encuentro que escribirle a usted y corresponder en su petición es para mí una vuelta a los orígenes, franquear el musgo de nubes de estas tierras umbrosas para retornar al sol y a la luz. Así que me permito dejarle un excelente video que puede serle útil en la medida en que usted lo considere necesario y oportuno por si le viene a bien incluirlo en la tesis sobre los nuevos compositores albaneses que con tanta capacidad y hasta con tantísimo esmero está usted realizando.
Saludos cordiales desde el Café Kiglieb de Tirana, mientras escucho la Chacona de Vitali.
Precioso, además de ser una verdad como un templo: cualquier gran aficionado a la lectura estaría de acuerdo con tan sabias palabras. La lectura…
No conocía a este poeta y tan bellos versos, dedicados a la intimidad de la lectura.
Muchas gracias por rescatarlos del papel y hacerlos llegar!!
Hola, hermosa cita de Arteche, pudo solo descubrirlo a solas con la noche estrellada, tomando una copa de vino, ensimismado en la ventana, viendo escurrir sigilosas los hijos furtivos de la lluvia. Saludos.
Te devuelvo la visita y te ofrezco un presente: otro poema de Dù Fû.
ANOCHECER EN EL AGUA
Deslizándote, rozas el agua en la dulzura del oscurecer.
Este viento, que apenas pasa, hace venir lentas ondas.
Por los lejanos bambúes suben a lo alto humos,
desde los tejados de los que no viajan nunca.
Y los nenúfares que podemos alcanzar en torno
están más puros en esta hora de regreso de la frescura.
El agua está fría: creeríais que se hiela,
cuando la rozan los dedos, juveniles cortejadores.
Como nieve, nos deslumbran los nelumbos temblando:
aves zancudas los arrancan, bellas damas a ras de agua.
Pero un negro nublado acude a acabar la fiesta.
¿Qué te inspira el canto, oh lluvia, de nuestra juventud?
¿Celos, fatiga?
(versión indirecta de José Mª Valverde)
Un saludo y felicidades por el blog