Aquí estoy,
sentado en una esquina,
a media cuadra de la calle de tu recuerdo.
No quiero seguir los pasos
que me mueven al dintel de tu sonrisa.
Temo quedarme parado
entre tu puerta,
golpeando incansable
su madera muda.
Y que tú no abras…
(2002 – Ricardo)