Mi biocentrismo me llevó
a imaginar este viaje
que me ha traído hasta ti.
Me llevó a imaginarte así,
como eres y como eras.
Me instó a imaginar nuestras vidas,
nuestros hijos
y sus vidas.
Muchas veces
quise detener el tiempo
para gozar
más largamente
los instantes
las vidas
detenidas
como en una fotografía.
Sin embargo, me faltó coraje
para ver nuestra eternidad.
Me faltó coraje
para adornar mejor
nuestro palacio
que huele a montaña
y a mar.
Y tal vez no fue coraje
lo que me faltó
sino ignorancia
de mí,
de ti,
de nuestros
poderes.
Bastaba desearlo
y entonces verlo
desearlo
y vivirlo
como una bruja cortazariana
cuyo sólo código
es el deseo
donde los objetos son llamados
y ellos vienen.
Y también los sujetos:
tú
y yo
amándonos
deseándolos
teniéndolos
amándolos.
(2021 – Ars lúdica y revelaciones)